Idea, dirección y coreografía - Ugnė Dievaitė
Danza - Natalia García Graus, Ugnė Dievaitė Cinematografía y post-producción - Mikas Zabulionis Banda sonora - Vidal Vestuario - Ugnė Dievaitė, Natalia García Graus Coordinación del proyecto - VšĮ "Degu" Apoyado por el Concejo de Cultura de Lituania |
|
La naturaleza es cíclica y nosotros somos parte de ella. Desde la antigüedad se estima que el ciclo menstrual de una mujer es igual a un ciclo lunar y que el embarazo dura 10 ciclos lunares. Sin embargo, debido al progreso de nuestra civilización, las peculiaridades de nuestro estilo de vida, el exceso de luz artificial, los ritmos inherentes de nuestro cuerpo se han alejado del fluir de la naturaleza. En la sociedad actual el cuerpo de una mujer maniobra al borde del abismo en busca de un equilibrio entre su propia naturaleza y la cultura y el estilo de vida moderna.
Es una película que en palabras de movimiento cuenta sobre las vivencias y la experiencia de vivir en el cuerpo de una mujer. Nuestro cuerpo baila a un ritmo biológico: durante el mes sentimos y pensamos de manera diferente. Nuestro ánimo y manera de pensar cambian. En cada ciclo morimos y renacemos de forma simbólica. Es un cambio de estado constante que se repite cíclicamente. Mudamos de una piel para encontrarnos con otra nueva. Llevar una vida nueva en desarrollo dentro es un ciclo más, es largo y transforma íntegramente nuestro cuerpo y nuestra vida. Nuestro cuerpo también baila al ritmo de la cultura: estamos impregnadas por las expectativas, normas y estereotipos relacionados con los roles de género. Culturalmente, el cuerpo de una mujer tiene mucha menos libertad de movimiento en una amplia variedad de contextos sociales. Su deficiencia brilla en nuestros cuerpos, códigos de conducta y vestimenta.
La película testimonia la existencia de estas influencias biológicas y culturales, y destaca la aceptación y la escucha de las propias necesidades y deseos internos como contrapeso. Es un viaje en el que buscamos el ritmo de estar y de movernos por la vida cercano a nosotras mismas.
Ugne y Natalia, dos mujeres, dos cuerpos, que en la película experimentan su naturaleza cíclica en el contexto de la cultura y el estilo de vida occidentales, se mueven a su propio ritmo durante diferentes etapas de la vida. En esta danza de la naturaleza y la cultura, cada cuerpo busca su propio ritmo personal, como si fuera un refugio, que le permitiese bailar tranquilamente la danza de su vida.
Es una película que en palabras de movimiento cuenta sobre las vivencias y la experiencia de vivir en el cuerpo de una mujer. Nuestro cuerpo baila a un ritmo biológico: durante el mes sentimos y pensamos de manera diferente. Nuestro ánimo y manera de pensar cambian. En cada ciclo morimos y renacemos de forma simbólica. Es un cambio de estado constante que se repite cíclicamente. Mudamos de una piel para encontrarnos con otra nueva. Llevar una vida nueva en desarrollo dentro es un ciclo más, es largo y transforma íntegramente nuestro cuerpo y nuestra vida. Nuestro cuerpo también baila al ritmo de la cultura: estamos impregnadas por las expectativas, normas y estereotipos relacionados con los roles de género. Culturalmente, el cuerpo de una mujer tiene mucha menos libertad de movimiento en una amplia variedad de contextos sociales. Su deficiencia brilla en nuestros cuerpos, códigos de conducta y vestimenta.
La película testimonia la existencia de estas influencias biológicas y culturales, y destaca la aceptación y la escucha de las propias necesidades y deseos internos como contrapeso. Es un viaje en el que buscamos el ritmo de estar y de movernos por la vida cercano a nosotras mismas.
Ugne y Natalia, dos mujeres, dos cuerpos, que en la película experimentan su naturaleza cíclica en el contexto de la cultura y el estilo de vida occidentales, se mueven a su propio ritmo durante diferentes etapas de la vida. En esta danza de la naturaleza y la cultura, cada cuerpo busca su propio ritmo personal, como si fuera un refugio, que le permitiese bailar tranquilamente la danza de su vida.